Con Aurora de Jacob Böhme (1575-1624), obra visionaria que explica el relato bíblico del Génesis en un lenguaje misterioso y alquímico, dio comienzo una nueva vía para el pensamiento europeo. Hegel dijo que con este libro la filosofía alemana alcanzaba un carácter propio.
El zapatero de Görlitz, como se conoce a Böhme, fue un hombre sin formación académica y dejó tras su muerte una extensa obra escrita. Aunque tuvo que sufrir la intransigencia de cierta ortodoxia luterana, fue leído por Newton, Oetinger, Novalis, Schelling, Hegel, Goethe o Feuerbach. Es heredero de la gran tradición espiritual que tiene sus orígenes en la mística alemana promovida por el Maestro Eckhart y sus discípulos, y de él dijo Ernst Bloch que su idealismo derivaba de Proclo y Dionisio Areopagita, remontándose a Heráclito. La lectura de Aurora revela un modo de pensar fruto de una potente imaginación religiosa. Se trata de una obra que señala una vía del pensamiento religioso de una enorme originalidad e imaginación.