En mitad de un verano inusualmente caluroso, donde la mayor noticia está siendo las máximas de temperatura, una joven es asesinada en la apacible ciudad de Växjö. De inmediato la comisaría local alerta a la central de Estocolmo, cuyos principales efectivos están de vacaciones. Por razones que nadie logra explicarse, el jefe asigna el caso a Evert Bäckström, el hombre que «da tanta guerra como cien delincuentes», si no más.
Mientras el asesinato de Linda pronto acapara las portadas de los diarios sensacionalistas y las tertulias de televisión, Bäckström lidera una investigación que amenaza con escapársele de las manos de no ser por la tenacidad de su esforzado equipo de colaboradores.
Leif GW Persson ofrece una magnífica intriga policial, llena de suspense y absolutamente verosímil, en la que brilla su protagonista, alejado de todos los personajes habituales de la novela escandinava. Evert Bäckström no se deprime. Nada de lo que le cruza por la cabeza es, ni por asomo, políticamente correcto. Tiene claro que lo único que le importa (aparte de beber, comer, dormir y las señoras) es... él mismo, así que no duda en abusar de sus subordinados, engañar a sus superiores y manipular a todo el que se le ponga por delante. Bäckström es, sospechamos, lo genuino, y por eso acaba metiéndose al lector en el bolsillo.