«Este libro se originó a partir de una única y llamativa posibilidad: ¿Y si todas las objeciones que se plantean más habitualmente a la obra de Marx estuvieran equivocadas? ¿O, cuando menos, aun no siendo desatinadas del todo, sí lo fueran en su mayor parte? Con esto no pretendo insinuar que Marx no diera jamás un paso en falso. No soy de ese género de izquierdistas que, por un lado, proclaman devotamente que todo es susceptible de crítica y, al mismo tiempo, cuando se les pide que propongan aunque solo sean tres puntos importantes que se puedan reprochar a las tesis de Marx, reaccionan con malhumorado silencio. Yo mismo tengo mis propias dudas acerca de algunas de las ideas marxianas y creo que este libro lo pondrá suficientemente de manifiesto. Pero la verdad es que Marx tuvo la suficiente razón a propósito del suficiente número de cuestiones importantes como para que llamarse marxista pueda ser una descripción razonable de uno mismo».