Para Lenin, la revolución consistía en que millones de hombres y mujeres tomaran las calles de San Petersburgo. Trotsky, por su parte, opinaba que mil hombres, convenientemente escogidos y preparados, bastaban para hacerse con el poder. Lenin era un ideólogo; Trotsky un técnico. Para el primero, la insurrección era un arte; para el segundo, una máquina que solo un ingeniero podía poner en marcha y detener.
En Técnica del golpe de Estado, un clásico que inspiró a personajes tan importantes como el Che Guevara (se dice que este era su libro de cabecera), Malaparte analiza el golpe de Estado del 25 de octubre de 1917 y desentraña los pormenores de la preparación de la Revolución rusa. El autor admira a Trotsky como se admira a un mecánico o a un relojero, y considera que la máquina revolucionaria que diseñó tiene validez universal.
El presente volumen reúne los capítulos más polémicos de un ensayo que sorprende por su enorme utilidad a la hora de pensar con lucidez muchos procesos políticos en curso. Recupera la traducción histórica de Julio Gómez de la Serna, contemporánea al original, e incluye una introducción de Antonio Lozano y una contextualización de la Revolución rusa.