El libro de poemas como cuaderno de viaje, como evocación y descripción de grandes escenarios de la cultura europea, como reunión de los lugares de memoria y del arte, como itinerario que es también una lectura en curso, recorrido que es también búsqueda. Calmas de enero tiene mucho de eso, y en pos de la herencia de la cultura europea es también el dietario de los instantes en que el paisaje se funde con la memoria sentimental del poeta, con poemas suntuosos y otros íntimos, de versos amplios y otros breves y certeros. Tal vez la obra más aquilatada y fascinante de un escritor nómada.