«Hay un fusilado que vive», esta frase oída a finales de 1956 en un café de La Plata puso a Rodolfo Walsh tras la pista de un oscuro asunto de Estado que le cambiaría la vida. En junio de ese año, un fallido intento revolucionario contra el régimen militar que había destituido a Perón un año antes desencadenó una operación clandestina para eliminar a los opositores al régimen. En un basurero de las afueras de la capital, un grupo de civiles fueron fusilados antes incluso de decretarse la ley marcial. Durante semanas corrió el rumor de que alguno de ellos había sobrevivido. Walsh pudo localizar a uno de esos supuestos supervivientes y tras escuchar su testimonio comenzó una arriesgada y obsesiva investigación que desmentiría la versión oficial sobre los hechos y documentó un caso de terrorismo de Estado. El fruto de estos trabajos se publicaría por entregas en el diario Mayoría y muy poco después, en 1957, como libro.
Operación Masacre es un largo reportaje que se lee como una novela y supone el hito fundacional del periodismo narrativo en Latinoamérica.