Hubo un tiempo, en aquel mundo perdido de la infancia, en que algunos soñamos con volver a Kafiristán. Evocar su nombre, con ecos de una geografía esotérica de lugares lejanos y de difícil acceso, nos ponía en situación de comenzar una nueva y trepidante aventura. Aquellos lugares, entre la frontera del mundo conocido y el mito, pertenecen a nuestra primera educación sentimental, en la que habitan nombres de leyenda, como Danny Dravot y Peachey Carnehan, sin duda los protagonistas más emblemáticos, junto con Kim de la India, de los relatos de Rudyard Kipling. Esta es una de esas grandes historias que han llenado de sueños nuestras vidas, cuyos personajes nos han deslumbrado con sus pericias y proezas, hazañas llenas de valentía y coraje, de humor, romance y fabulosos tesoros; una de esas historias repletas de truhanes y aventureros que se ven envueltos en el «Gran Juego». Volver a Kafiristán supone adentrarse en lo desconocido, que nos atrae y fascina y donde, de seguro, nos aguardan la gloria y la fortuna, pero también la derrota y la tragedia.