Eligió vivir en el campo, abrir la ventana al amanecer y escuchar. Tiene el oído bien educado, y la vista y la intuición entrenadas en reivindicar respeto por el medio rural y por la Naturaleza. Generosa comparte sus lecturas y las ilusiones que cada día le mueven a tocar la tierra y las sorpresas que cosecha. A veces duda, no recuerda si algo lo pensó, si lo escuchó de los árboles, o si fue el leve susurro de una hierba silvestre que, como ella, encontró un lugar en la huerta y lo agradece. Es sencilla y le gusta caminar, por eso su escritura parece brotarle espontánea, de la nieve madura
que fluye hasta su corazón de campesina.