La desposesión avanza desaforada. En 2020, además de encerrar a toda la población en sus casas, restringir los movimientos a su antojo y barrer los restos de las libertades civiles que aún quedaban en pie, ha logrado situar toda disensión, a cualquiera que planteara una sola duda, en el terreno de la locura o, en el mejor de los casos, de la majadería.