Mientras acompaña al aeropuerto a un ministro inglés, el consejero cantonal Isaak Kohler detiene el coche oficial frente a un restaurante, baja, atraviesa la sala llena y, de un tiro, mata al profesor Winter, un aburrido humanista. Después, Kohler no sólo no huye, sino que esa noche acude a un concierto donde al fin es detenido. Pese a que lo condenan a veinte años de prisión, el maquiavélico Kohler pretende demostrar que él no es culpable.