Curro no quería ir al Museo del Prado. ¡Menudo tostón! Pero cuando se queda solo en la sala de Goya, alguien le toca la camisa, alguien le tira de las orejas y alguien se ríe de sus pantalones cortos. Curro pide ayuda pero sus padres no pueden verlo. ¿Qué está pasando en realidad?
Los personajes de los cuadros parecen solo pinturas, pero a veces, solo a veces, cobran vida y... ¡Ten cuidado! ¡Son muy bromistas!